La noche en el sillón se sucedía, con
una copa de oporto en una mano y con la otra aquellos puritos habanos. Luis era
un hombre excéntrico, algo anticuado a la época que le había tocado vivir, algo
borde y antisocial.
No era la mejor compañía para una noche
de invierno... ¿o quizás si ?
Su retina captaba formas y colores, pero
su mente aquella noche no estaba en aquella habitación. Estaba a un par de
manzanas. Hoy había amado por primera vez en toda su vida y ya la había
perdido.
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