Salí de la espiral de la pasión desbocada
Rompí la cama de mis diez Don Juanes.
Borré los números de mis niños de juegos.
Recuperé a mi alma olvidada.
Soñé en repetir mi cuento,
con el mismo chico de ayer.
Pero me frustré en el intento.
Pues él me dejó de querer.
Ahora escribo mis líneas,
calmada y con un fin.
Pues las derrotas son ventanas
siempre a un final feliz.
Rompí la cama de mis diez Don Juanes.
Borré los números de mis niños de juegos.
Recuperé a mi alma olvidada.
Soñé en repetir mi cuento,
con el mismo chico de ayer.
Pero me frustré en el intento.
Pues él me dejó de querer.
Ahora escribo mis líneas,
calmada y con un fin.
Pues las derrotas son ventanas
siempre a un final feliz.