Salí de la espiral de la pasión desbocada
Rompí la cama de mis diez Don Juanes.
Borré los números de mis niños de juegos.
Recuperé a mi alma olvidada.
Soñé en repetir mi cuento,
con el mismo chico de ayer.
Pero me frustré en el intento.
Pues él me dejó de querer.
Ahora escribo mis líneas,
calmada y con un fin.
Pues las derrotas son ventanas
siempre a un final feliz.
Rompí la cama de mis diez Don Juanes.
Borré los números de mis niños de juegos.
Recuperé a mi alma olvidada.
Soñé en repetir mi cuento,
con el mismo chico de ayer.
Pero me frustré en el intento.
Pues él me dejó de querer.
Ahora escribo mis líneas,
calmada y con un fin.
Pues las derrotas son ventanas
siempre a un final feliz.
1 comentario:
Anda que no saber que el cuadro de abajo era de Salvador Dalí...
Tía, hacía tiempo que no entraba aquí, y entro ¡¡y me encuentro con que estás hecha toda una poetisa!!
Me gusta.
Muchos besos.
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